Ventajas del desengrase más fosfatado vs. desengrase

En la industria metalúrgica, especialmente las empresas que se dedican al montaje de equipos, estructuras, calderería en general, se tiene claro que las piezas o estructuras de acero tienen que pintarse o protegerse contra la corrosión.

A nivel general, es conocido que las superficies tienen que limpiarse antes de aplicar cualquier pintura o recubrimiento de protección anticorrosiva, fundamentalmente para que éste tenga buena adherencia y no se desprenda en poco tiempo, con lo cual se perdería su función.

El proceso de limpieza de superficies puede realizarse de diversas maneras, desde muy simples o rudimentarias (trapo impregnado con disolvente) a sistemas más o menos sofisticados de limpieza, con disolventes o con desengrasantes base agua. Desde hace ya muchos años la tendencia ha sido a reemplazar el empleo de disolventes, por los problemas de seguridad y medio ambiente que suponen, por el empleo de productos detergentes base agua.

De este modo, el proceso “mínimo” para asegurar una cierta resistencia a la corrosión, es realizar un buen proceso de desengrase. Ahora bien, ¿es suficiente con desengrasar o limpiar bien la pieza o superficie a proteger? Podriamos decir que en algunos casos sí, siempre y cuando las exigencias de calidad o de resistencia a la corrosión no sean muy elevadas.

Sin embargo, en el caso de que se quiera (o deba) ofrecer unas prestaciones superiores se tiene que considerar muy seriamente la posibilidad de realizar un desengrase seguido de un proceso de conversión superficial. En qué consiste esta “conversión superfical”? Básicamente en modificar la superficie lisa del metal convirtiéndola en una superficie rugosa, de modo que los puntos de anclaje de la pintura o el recubrimiento de protección son mucho más numerosos. De este modo la adherencia mejora exponencialmente, y del mismo modo la durabilidad y protección anticorrosiva.

Este proceso puede realizarse de una forma muy simple o mediante sistemas complicados, de varias etapas, como los empleados en la industria del automóvil. En este artículo vamos a explicar la forma más simple de obtener unos resultados espectaculares con un sistema sencillo y eficaz.

La conversión superficial más simple es la tecnología de la fosfatación “amorfa”, que consiste básicamente en un proceso de desengrase y fosfatación en una sola etapa, que permite limpiar la superficie a tratar y generar una pequeña capa de conversión sobre la superficie, que mejora las propiedades físico-químicas (adherencia, resistencia a la corrosión, al impacto, etc…) del recubrimiento que se pueda aplicar posteriormente (normalmente pintura).

PROCESO PROPUESTO

    FOSFATADO DE HIERRO + DESENGRASE en una sola etapa.

    1 - Etapa de desengrase + Fosfatado Tª > 40 ºC
    2 - Enjuague con agua de red
    3 - Enjuague con agua desmineralizada u osmotitzada (*)

    (*) Este último enjuague se recomendienda para garantizar/mejorar la resistencia a la corrosión, especialmente cuando el agua de red es de calidad regular, y contiene cantidad de sales disueltas que se depositan en la superficie limpia y fosfatada, que una vez secas pueden re-hidratarse con la humedad y dar lugar a puntos de corrosión

    Posteriormente el material pasa a secado, pintado y polimerizado (en horno o a temperatura ambiente)

    Productos recomendados:

    La gama Bonderite de Henkel ofrece varios productos para realizar este proceso, con pequeñas diferencias y características entre cada uno (consultar nuestro servicio técnico para definir el más adecuado a las necesidades).

    Como producto más general y multiuso podemos proponer el uso de Bonderite M-FE 3990, un producto que puede emplearse con una simple hidrolimpiadora con agua caliente, ideal para cualquier empresa que quiera realizar una mejora de la calidad de sus productos en cuanto a adherencia de la pintura y resistencia anticorrosiva con un proceso muy sencillo a la vez que muy eficaz. Apto para todo tipo de aceros y también superficies galvanizadas, sobre las cuales es imprescindible mejorar la adherencia de la pintura si se quiere tener un buen comportamiento a largo plazo.